La desgracia, el motor de la vida.
A veces miro por la ventana y me dan ganas de estar sentado allá a lo lejos,
Al costado de la carretera, en ese rincón al borde de una zanja, de ese canal que bordea el campo, ese campo que apenas se sostiene, ese canal que bordea una parcela reseca, rodeada de todo tipo de árboles y zarzamoras.
Aquí cerca de Lo Espejo. Y sentarme ahí y sentir el sol sobre mi cabeza
Y descansar y mirar y sentir ese viento que a veces corre por las tardes.
Sentarme dentro de un canal de aguas limpias y sentir el agua pasar a lo largo de la tarde.
Pienso que me gustaría ir sobre un camión por general Velásquez sin un destino claro.
Ir hacia el sur, a un lugar de aire fresco, Curanipe estaría ideal. Ir a la playa y sentarme y bañarme y quizás ahogarme. No de suicidio, sino de verdad, un accidente.
Y que todo fuese calma, que nadie lo pasara mal. Que fuese algo convenido.
Pienso que me gustaría ir solo, aunque después me arrepienta.
Necesito pensar que es lo mejor para mí, con esto me refiero a la creación.
Y a lo que se hace en esta vida para dejar algún legado. Quiero sentir retribución.
Que alguien diga, si este weon tenía razón, si este weon lo hizo bien.
Debo en esta vida dejar algo mío, algo realmente mío y del fruto de mi trabajo.
Algo que muestre abstractamente mi forma de ser, mi manera de ver y sentir, algo de verdad, algo que se haga por las puras ganas.
A veces pienso que lo estoy haciendo y a veces pienso que aunque lo intente nunca lo lograré. A veces pienso que soy un tipo bacán y otras que soy un verdadero weon.
A veces pienso que debería quedar una cagada de proporciones. Un terremoto gigante, una guerra horrorosa. A veces soy tan egoísta por la mierda.