jueves, octubre 13, 2011

en curanipe

Carlos nos había drogado fuertemente con alguna hierba medicinal.
Nos llevaba en un ascensor de cerro (como los de valparaíso) pero hacia el fondo del mar. No necesitábamos tanques de oxígeno que ya que respirar nos era natural.
La sensación era única, una tranquilidad y armonía absorbían todos mis sentidos, recuerdo haberme sentido realmente bien. Cuando llegamos a nuestro destino, nos pusimos a caminar entre las calles. Al parecer era de noche o era el efecto de la oscuridad verdosa del mar.
De pronto Carlos y el Nico quienes se sentían tan bien como yo por lo que recuerdo, corrieron hacia una casa que tenía su puerta de entrada abierta de par en par. En un momento pensé en seguirlos pero por algún motivo que no conozco no lo hice, no por que no quisiera ni por que me diera lata, simplemente no lo hice. Luego de que ellos entraron a la casa corriendo entró un perro con ellos.
Yo seguí caminando por las calles hasta llegar a un almacén donde se escuchaba música rock algo pesada. Los muchachos de la botillería me miraban y me aprobaban. Como si yo fuese parte de ellos o como si yo fuese alguien respetable. Yo recuerdo sus caras limpias, nítidas sin embargo no los conozco. Yo meneaba la cabeza suavemente al ritmo de la música y me sentía realmente bien. Creo que compré unos cigarrillos y seguí caminando entre las calles.