domingo, noviembre 07, 2010

Tan vívido que me alegro y les doy la lata

Estábamos en el campo en una especie de olimpiadas para juntar dinero.
El lugar es el Tambo, en la parcela de la Kanky. Estamos en algo parecido a una cancha de paja de trigo muy corto.
La gente está agolpada esperando las instrucciones y eso da para bromear
y pedirles que se corran un poquito. Hace muchísimo calor. Pasado un rato vamos a la orilla de la cancha a definir nuestra estrategia de equipo cuando súbitamente uno de mis compañero tira una pelota plástica de esas bien grandes y livianas hacia el sector del corner izquierdo de la explanada. Todos seguimos la pelota con la mirada y vemos con risa como esta le da a una mujer que está sentada en una mesita fuera de un pequeño almacén del pueblo.
Cuando me acerco a buscar la pelota y a pedir disculpas, me doy cuenta de que es la Vane.
Me acerco rápidamente a saludarla lleno de emoción y lo primero que veo es que tiene una
parte de la cara, pequeños lugares, pintados de morado. Sin que ella me lo diga yo entiendo que es algún colorante utilizado para hacerle unos exámenes. Me siento a su lado y la abrazo mucho y le pregunto como está, como se siente. Ella se ve calmada y de buen ánimo pero muy débil. Mucho mas flaca de lo que siempre fue. Pone las piernas sobre mis piernas, descansando y le toco un tobillo el que puedo rodear juntando mi indice con mi pulgar. Inevitablemente la reto y ella se rie y me pide cigarrillos. Yo dudo en pasárselos pero luego accedo sin llegar nunca a prendérselo. En eso me acuesto en su pecho con mucha nostalgia y le digo que la quiero y que quiero que se mejore. Ella también me dice que me quiere y me hace cariño en el pelo.
En eso me entra una sed espantosa por lo que voy al kiosko que está al lado (no el almacén en donde está ella), entro y pido revisar los refrescos. El dueño del local es una persona extraña y la apariencia del lugar es igual a la del Kamalú. Un poco frio, techo alto, construcción de adobe, poca luz pero si miras hacia la puerta te encandilas. Comienzo a mirar, indeciso, y vamos hacia unos refrigeradores gigantes en el fondo. Miro hacia dentro de uno y veo lo que necesito tomar. Dos pequeñas cajas de jugo, perfectamente cuadradas (tetra pack) una de manzana y la otra de uva rosada (la caja lo dice y tiene un racimo de uva rosadita muy apetitosa. La marca es ades). El almacenero entra en el refrigerador y camina hasta las cajas que yo quiero, las toma me las pasa, y sale del refri de color verde metálico cerrándolo con fuerza. Cuando voy de vuelta agarro la curva para enfilar hacia la caja del lugar y una señora está amarrando a un perro mediano el que en vez de quedar atrapado se suelta y me sigue dándome cuenta de que es mucho mas chico de lo que yo pensaba. Corro y me sigue. Ya en la caja el tipo de dice el precio pero no lo entiendo, entonces le digo "Ah?" y me dice "son 0990". Yo le contesto "chua" pero me doy cuenta de que es muy barato. Meto la mano en el bolsillo, tomo todas las monedas y pienso que no tengo dos de quina, pero al revisar bien si las tengo y pago sin tener que sacar un billete de luca, lo que obviamente siempre me pone muy feliz. Vuelvo caminando hacia el local y va al lado mio un tipo gigante con un perro gigante y muy feroz el que me ladra con furia con ganas de matarme lo que me hace pensar que si se llega a soltar me mata. No le doy mucha mas importancia, me acerco a la Vane le sirvo un gran vaso de jugo de uva rosada el que se toma de un solo sorbazo lo que me pone muy contento.